Prov. 7 La mujer extraña


Hoy me dedicaré a comentar acerca de un pasaje muy interesante, y espero en el Señor que si nos trae convicción de pecado, recordemos que por medio de Cristo tenemos entrada a la presencia de Dios, y que el es grande en misericordia y rapido para perdonar  y olvidar todas nuestras iniquidades. En Proverbios 7:1 Salomon empieza hablando, y dando consejos al hijo para que se aleje de la mujer extraña y prostituta, y la empieza a describir de manera que cuando el hijo vea todas esas características en una mujer, pues se aleje sabiendo que esos caminos lo llevan a caer (vs. 26). Podríamos pensar que este pasaje esta dirigido a los hombres por lo que acabamos de mencionar, pero las mujeres tenemos cosas que aprender también y me gustaría comentarlas en las siguientes líneas. Primero, porque podemos tener algunas de esas características sin darnos cuenta y segundo, porque podemos através del conocimiento de estas cosas estar alertas contra el pecado en nuestra vida y desecharlo con tiempo. Seré simple y comentaré hasta donde me llegue el entendimiento, y claro, comentaré de lo que he aprendido personalmente. 

Veamos entonces las características de la mujer extraña (Características generales): 

  1. La "mujer extraña que ablanda sus palabras" (vs. 5, RV’60) “la desconocida que lisonjea con sus palabras.”(LBLA)
 ¿Cuando escuchan la palabra 'ablandar' qué les viene a la mente? Bueno, según el diccionario puede significar: Poner blanda una cosa, Moderar o suavizar el rigor y la severidad de una persona, Conmover a una persona. Es como adular a una persona, tratar de agradarla para conseguir algo, puede ser bueno o malo. La mayoría de veces, como pecadores al fin, lo que queremos conseguir es nuestro propio beneficio. ¿Estamos tratando de agradar a los hombres con nuestras palabras, para conseguir algo a cambio? O ¿estamos tratando de agradar a los hombres sin tener en cuenta la gloria de Dios y no nuestro propio beneficio?

  1. La mujer extraña anda “con atavío de ramera y es astuta de corazón” (vs. 10, RV’60) 
Ya aquí el rey Salomón empieza a hablar de cómo es la mujer, como actúa esta mujer con relación ya directa a un joven simple (falta de entendimiento, vs 7) que va caminando por la calle e iba camino a la casa de esa mujer. Debemos resaltar que el joven va en las horas que todo va oscureciendo vs. 9 (como si quisiera que todo se quede en lo secreto, que no salga a la luz, como la mayoría de veces que hacemos algo que no agrada a Dios). Ella le sale al encuentro entonces “con atavío de ramera y astuta de corazón” ¿Qué podríamos nosotras las mujeres aprender de esto? ¿A qué se refiere el texto con atavío de ramera y astuta de corazón? Matthew Henry nos da una idea de por qué estas dos características están juntas. El dice “La pureza del corazón se manifestará en la modestia del vestido”  Y así como la mujer extraña es astuta de corazón, osea que es que es hábil para engañar, así lo demuestra con lo que viste. Su vestimenta tiene también un propósito. ¿Está nuestro corazón puro? ¿Cuándo vestimos reflejamos el carácter de una mujer piadosa?  O ¿Estamos vistiéndonos para engañar?

  1. La mujer extraña es “Alborotadora y rencillosa, sus pies no pueden estar en casa. Unas veces esta en la calle, otras veces en las plazas, Acechando por todas las esquinas” (vs. 11-12 RV’60) “Es alborotadora y rebelde” (LBLA)
Aquí volvemos al diccionario. Alborotadora: Se aplica a la persona que alborota, en especial la que promueve disturbios. Ya con esa definición nos deberíamos examinar.  Y con rebelde se refiere a una persona que no le gusta ser dominada ni someterse a nada. El mismo Salomón mas adelante nos dice que la mujer rencillosa es como  “Gotera continua en tiempo de lluvia” (Prov. 27:15)  Es como que empeora las cosas. Primero, prende el fuego y después lo sigue atizando. ¿Nos gusta provocar peleas y discusiones, aun cuando sean sin razón? ¿Cedemos nosotras nuestro derecho o simplemente somos empedernidas y nos importa que continúe el desacuerdo? ¿O nos gusta hablar para llamar la atención, alborotando todo el lugar donde estamos?  A ella le gusta andar en los lugares públicos, a donde va mucha gente, acechar por todas las esquinas. Y ¿qué creen? Todo eso es con un motivo, recordemos que es astuta de corazón. No es que es malo salir, para nada, pero miremos la intención con la que hacemos las cosas. Esta mujer anda acechando como un depredador a su presa y ver como la atrae hacia a ella. ¿Salimos nosotras para que otros nos vean? ¿Para que hombres nos vean? O ¿Para ver como atraemos a alguien? Examinemos nuestros corazones.

  1. La mujer extraña besa a un hombre que no es su esposo (porque es casada, vs19) y “con semblante descarado le dijo: Sacrificios de paz había prometido, hoy he pagado mis votos” (vs. 13-14, RV’60)
Primero lo hace sin importar lo que esta bien o mal, y como es rebelde no se somete ni a nadie y mucho menos a la palabra de Dios. Aún cuando Cristo dijo en el sermón del monte que aún el mirar a una mujer y codiciarla en su corazón era ya como si fuera adulterio. (Osea pecado contra la ley de Dios)  Para aparentar que es piadosa a pesar de todo eso, va a la iglesia y hace todo lo que tiene que hacer “sacrificios de paz”, “pagar sus votos”. Entonces esta hablando de una mujer que va a la iglesia, que hace buenas obras externas, que puede ser cristiana. Podría ser cualquiera de nosotras. Estemos casadas o solteras, cuando pecamos ¿tratamos de cubrir esas cosas con buenas obras? Como si eso nos fuera a limpiar de nuestro mal. Como ‘ya cumplí con Dios, ahora satisfaré mis deseos’. ¿Actuamos así?

  1. La mujer extraña planifica todo, desde cómo conquistará a un hombre hasta como hará para que se sientan que nada de lo que hacen es pecado. Y todo esto para satisfacer sus propios deseos. “por eso he salido a encontrarte, buscando tu rostro con ansiedad, y te he hallado. He tendido mi lecho con colchas, con linos de Egipto en colores; he rociado mi cama con mirra, áloes y canela. Ven, embriaguémonos de amor hasta la mañana, deleitémonos con caricias. Porque mi marido no está en casa, se ha ido a un largo viaje; se ha llevado en la mano la bolsa del dinero, volverá a casa para la luna llena.” (vs. 15-20, LBLA)
Esta todo planificado de antemano, primero hacerlo sentir bien y deseado “buscando tu rostro con ansiedad”, cuando este ya convencido, entonces ya la cama, el pecado, no se ve tan mal. Y si quedaba alguna duda, le dice que nos preocupe por su esposo, que él esta de viaje y que tiene muchos negocios porque se llevo la bolsa del dinero y que el llega en tal fecha. Así que todo está seguro. No fue de casualidad que ella se encontró con él, ella sabía que su esposo no estaría. Otra vez, seamos casadas o solteras ¿le damos rienda suelta a nuestros pensamientos para que tomen el control y hagamos las cosas como no le agradan a Dios, o los dirigimos hacia él y su reino? ¿Perdemos tiempo pensando como hacer para que tal chico caiga a nuestros pies? Talvez aún cuando no es cristiano, sabiendo que esta mal. ¿Esperamos nosotros en Dios para que él sea el que traiga a nuestras vidas ese siervo de él que nos va a guiar mas a Dios que a nosotras mismas? O ¿queremos ser nosotras las que tengamos el control  y elijamos quien es el que nos parece que nos conviene? Examinemos nuestros corazones.

  1. La mujer extraña “Con sus palabras persuasivas lo atrae, lo seduce con sus labios lisonjeros. Al instante la sigue, como va el buey al matadero, o como uno en grillos al castigo de un necio, hasta que una flecha le traspasa el hígado; como el ave que se precipita en la trampa, y no sabe que esto le costará la vida.” (vs. 21-23, LBLA)
Aquí nos damos cuenta de cuán débil es el corazón del hombre y también de la mujer, y cuan arraigado esta el pecado a él. La mujer extraña con sus palabras persuasivas y engañosas lo lleva al matadero de su alma. Él es engañado de tal manera que cuando su corazón es convencido con las palabras de la mujer, él ni se da cuenta de que va directo a la muerte espiritual. Así que la mujer extraña aprovecha el pecado que tenemos como naturaleza y lo usa también para su propio beneficio. Ese pecado sometido y parado por una barrera espiritual lo hace soltar con sus palabras persuasivas y engañosas. ¿No nos recuerda eso a alguien? Sí, al mismo Diablo. Nos persuade y nos engaña como si esas fueran las manos que le abren la reja a nuestro pecado. ¿Estamos asemejándonos a el engañador? ¿Usamos ese tipo de artimaña de palabras persuasivas para conseguir satisfacer nuestros deseos? O Simplemente, ¿estamos pensando solo en satisfacer nuestros deseos? o ¿Cuándo actuamos lo hacemos para que el nombre de Cristo sea esparcido, su reino engrandecido y su gloria exaltada?  

‘Vivamos para probar que Jesucristo es mas precioso que la vida’ – John Piper


NOTA: Estoy consciente que hay muchas otras cosas que aprender de este pasaje, pero creo que son demasiadas para ponerlas en una sola publicación. :)

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