El único camino que lleva al gozo perdurable
Esta es la promesa que nos da el poder para correr riesgos
por Cristo. No es el impulso del heroísmo, ni las ansias de aventuras, ni la
confianza en uno mismo, ni la necesidad de ganar el favor de Dios. Es la simple
confianza en Cristo: que en Él Dios hará todo lo que haga falta para que
podamos disfrutarlo siempre. Todo bien nos bendecirá, y todo mal que se nos
enfrente, al final contribuirá a que nos gloriemos solamente en la cruz,
magnificando a Cristo y glorificando a nuestro Creador. La fe en estas promesas
nos libera para que nos arriesguemos y encontremos por experiencia propia que
es mejor perder nuestra vida antes que desperdiciarla.
Por lo tanto, es correcto arriesgarnos por la causa de
Cristo. Está bien enfrentar al enemigo y decir: “Haga Jehová lo que bien le
pareciere”. Está bien servir al pueblo de Dios y decir: “Y si perezco, que
perezca”. Está bien pararse ante el horno encendido de la aflicción y negarse a
servir a los dioses de este mundo. Este es el camino que lleva a la plenitud
del gozo y al placer por toda la eternidad. Al final de todo otro camino, sin
riesgos, seguro, nos llevaremos las manos a las cabeza y diremos “!La he
desperdiciado!”.
Libro 'No Desperdicies tu vida' de John Piper
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